No hay gente vaga, sino incorrectamente motivada


¿Alguien practica natación o tiene que ir a la piscina por recomendación médica? 

Probablemente algunas personas se hayan iniciado en la natación muy temprano, les gusta y disfrutan de ella, pero, no por ello, se puede obviar algunas de sus desventajas evidentes que, si te dejaras llevar por ellas, probablemente te alejarían de practicar ese deporte:

-Para empezar, tiene que haber una piscina de natación, no de ocio ni spa;
-hay que buscar horarios en los que no se acumulen mas de tres personas por calle;
-hay que cruzar los dedos para no encontrarse con el agua fría porque se haya estropeado el sistema de aclimatización, o que no nos helemos si es que se han quedado alguna puerta o venta abiertas.
-Cuando hemos terminado de nadar, ¡el pelo!, no nos libramos del secador ni del tiempo de secado; -una hora de cloro nos deja la piel rara;
-y si añadimos la marca de las gafas de natación, mejor que no nos encontremos con nadie en un buen rato;
-hay que llevar en la mochila los champús, cremas, cepillo, las toalla, chanclas.. y volver con todo empapado. 


Cuando el cerebro ve este panorama, empieza a buscar argumentos para no ir y, si lo dejamos, seguro que los encuentra. Por eso es tan importante, una vez que nos hemos marcado un objetivo y lo hemos planificado bien, no pensar. Estos pensamientos no sirven para nada, o más bien sí: para boicotear una acción que probablemente iba a reportarnos algo muy bueno.

Volvamos a la piscina, ¿Cómo motivarnos, entonces, para ir a nadar? Es evidente que los argumentos dados por nuestro cerebro son reales: esas desventajas existen, son reales, y de nosotros depende qué peso o tamaño les vamos a otorgar. 

También es igual de cierto que, cuando vamos a nadar, los beneficios para la salud, son evidentes: -se queman calorías,
-se muscula el cuerpo,
-se hace ejercicio sin dañar las articulaciones, -ayuda a eliminar grasa y otros tóxicos del organismo,
-es magnífico para la espalda y los huesos en general, ni que decir tiene para las mujeres embarazadas, para la tercera edad y en la plenitud de la juventud, la natación tiene la ventaja de que te deja un cuerpo diez.
Estas ventajas son atractivas en  todos los sentidos. Seguro que si ahora estamos viendo este panorama, estarás deseando coger  la bolsa e ir directo a la piscina.

¿Que ha ocurrido entonces?

La realidad sigue siendo la misma: nos vamos a mojar el pelo igual, vamos a tener la misma marca de las gafas y del cloro etc. Todo depende de hacia dónde dirijamos el foco de nuestra atención: si lo hacemos hacia las desventajas, éstas serán perfectamente legibles por nuestro cerebro, a la vez que emborronan o minimizan las ventajas, que probablemente desaparecerán de la imagen general que estemos creando en nuestro cerebro.

Lo importante es que en el otro sentido ocurre lo mismo: si desplazamos nuestro periscopio hacia lo positivo que vamos a obtener y lo bien que nos vamos a encontrar en todos los sentidos después de nadar, relativizaremos el peso y la importancia de lo que nos gusta menos. 



Dado que este periscopio podemos dirigirlo nosotros de manera consciente, es muy importante que aprendamos a orientarlo adecuadamente. Para ello es imprescindible también ordenar el diálogo interno que se produce cuando tenemos que hacer algo, para que finalmente nos enfoquemos en lo que nos va a reportar un beneficio, no a corto plazo, pero sí un poco después en lo que llamamos el medio y largo plazo.


¿Se ven capaces de aplicar esta misma secuencia a sus estudios, dieta, trabajo o relación de pareja?

Cuando se encuentren ante una situación de estas podrían seguir estos consejos:

1. Hay que centrarse todo el rato en el objetivo y beneficios: Por qué queremos hacerlo

2. Tener siempre en mente lo que se va a conseguir y lo malo que se va a evitar

3. Asegurarse de que se dispone del conocimiento o medios para conseguirlo y prever los posibles inconvenientes y minimizarlos.

4. Diseñar una alternativa de actuación, de vuelta al plan en caso de que dejemos llevar por el mal camino.

5. Recargarnos con pensamientos positivos y emociones que nos pongan en marcha, como la alegría, el amor, y, a veces hasta un poquito de rabia positiva. La música también nos cambia el estado de ánimo y ayuda a la motivación.


Es  importante mantener la motivación adecuada para que mantengamos la atención enfocada correctamente en el objetivo, la alimentemos con ilusión y le demos varios toques para que no se nos distraiga con algún pensamiento que pretenda llevarla en una dirección que no nos conviene en absoluto. 

Querer no siempre es poder, pues es necesario saber. La clave es no pensar, sino actuar directamente según el plan que os hayáis marcado. Una vez que lo consigan, tendrán permiso para pensar si os apetecía hacerlo o no. ¡Total ya estará hecho! y se alegrarán porque por algo se han marcado ese objetivo, esto reconforta y te da un fuerte impulso.

Mila Cahue

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